EL EROTISMO EN LA DÁNAE DE KLIMT
- Ara Niqui
- 22 may 2022
- 3 Min. de lectura
Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo
envolviendo los labios que pasaban
entre labios y vuelos desligados.
La mano o el labio o el pájaro nevaban.
Era el círculo en nieve que se abría.
Mano era sin sangre la seda que borraba
la perfección que muere de rodillas
y en su celo se esconde y se divierte.
Lezama Lima
Acrisio, rey de Argos, se dirige al oráculo para consultar si conseguiría tener herederos varones. Allí mismo, se le revela que su trono está en juego, pues el único hijo varón de Dánae (hija de Acrisio) acabaría matándolo y arrebatándole el trono. Ante esta noticia, Acrisio decide encerrar a su hija en una torre para que no pueda conocer a ningún hombre y, por ende, concebir a ningún hijo. Pero Zeus, dios caprichoso y seductor donde los haya, decide empecinarse de la hermosura de la joven convirtiéndose en lluvia dorada para poseerla y así crear la figura de Perseo, uno de los mayores héroes de la literatura griega. (No, ya sé por dónde vais, Dánae no es ninguna prima hermana de la Virgen María.)
No es, por tanto, arbitraria la elección del nombre de nuestra protagonista, pues podríamos traducir el nombre de Dánae ―del griego Δανάη― como “la que tiene sed” o “la sedienta”; este empleo tampoco es casual, pues la hija del rey de Argos y Eurídice sufre uno de los mayores castigos que puede tener cualquier ser humano: la sed de placer. ¿Y cómo suple una joven esa carencia? Bien lo explica Lezama Lima en los versos que introducen este artículo: nos hablan de labios, de una mano, de un movimiento circular y de diversión. En fin, no creo que necesitemos más aclaraciones verbales, sus señorías.
Son muchos los artistas que han representado la escena del mito en la historia del arte, desde Tiziano (ver imagen I) a Tintoretto, pasando por Rembrandt y Carlos Duran (ver imagen II), entre otros. La lista es larga, pero a pesar de su longitud, es Gustav Klimt quien se ha apoderado de la escena icónica de la masturbación de Dánae en la historia del arte (ver imagen III).
La obra alude a la imagen narcisista de una joven que, en una posición fetal, realiza el acto sexual. El dorado en la obra, como ya sabemos, hace referencia a la fecundación divina, ese color simboliza todo lo superior y la glorificación. Por tanto, no es de extrañar que el empleo del oro en la obra sea el camino que conduce hacia el éxtasis. Todos tenemos en mente ahora mismo El éxtasis de Santa Teresa de Bernini y lo sabéis.

A su vez, Karl Kraus, uno de los mayores expertos en la obra de Klimt, señala la autonomía de la feminidad a la hora de abastecerse del placer, consiguiendo transformar el erotismo en un icono. Dánae, en la obra de Klimt, se recoge hacia dentro para atrapar todo el placer que emanan sus manos (ya lo decía Lezama, no yo) y la envuelve un velo púrpura que simboliza el linaje real al que pertenece.
¿Y qué pasó con Dánae después de recibir la visita de Zeus y dar a luz a Perseo? Os preguntaréis. Su hijo y ella fueron arrojados dentro de un cofre al mar y, bajo la protección del dios del trueno, llegó a Séfiros, donde fue recogido por Dictis, hermano del rey tirano Polidectes. Éste se enamoró de Dánae y, para quitarse del medio al niño, lo mandó a conseguir la cabeza de Medusa y así tener la oportunidad de forzar a la madre. El resto ya merece otro artículo.
Comments